Hay veces que nos asalta una terrible duda.
Al igual que aquel famoso chiste del conductor que sin darse cuenta circulaba en dirección contraria y se asombraba de que todos los coches fuesen en sentido contrario al suyo.
Pues al igual que ese conductor suicida, hay veces en que pensamos que algo no va bien cuando los demas toman otro camino diferente al nuestro.
Una vez llegados a este punto, lo preocupante del caso, es cuando nos da por pensar que los que van por el camino equivocado son todos los demás. Lo más terrible de todo, es cuando estamos convencidos de que nosotros vamos en sentido correcto y todos los demás son pilotos suicidas.
¿Tan difícil resulta quitarse la venda de los ojos que no nos deja ver o es que nos hemos vuelto tan obstinados y tan inhumanos que nos creemos en posesión de la verdad única y absoluta?
Parémonos un momento a pensar y cuando nos miremos en el espejo, quizás descubramos que los diferentes no son los demás, sino nosotros mismos.
jueves, 14 de octubre de 2010
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