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ONGI ETORRI********BIENVENIDOS

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LAS NOTICIAS DE NUESTRO ATHLETIC

jueves, 18 de noviembre de 2010

CITA EN LA QUINTA AVENIDA


CITA EN LA QUINTA AVENIDA



Lina miró a través de la ventana de su habitación.
El asfalto de la calle brillaba como un espejo al reflejarse la claridad del amanecer en el suelo mojado por la lluvia que mansamente caía.
Con aquel tiempo tan lluvioso no tenía muy claro que ropa ponerse para estar lo más atractiva posible y poder causarle una buena sensación.
Mientras rebuscaba la ropa en su armario se iba imaginando como podría ser aquel que todas las tardes le agasajaba con hermosas poesías y palabras amables a través de la pantalla de un ordenador. Siempre con una educación exquisita y con una dulzura que podría embelesar a la mujer más exigente.
Después de mucho dudar, decidió ponerse un pantalón rojo y una camisa de finas rayas negras y blancas.
Miró de reojo un viejo reloj de pared que lacónico dio las ocho, a toda prisa se tomo el vaso de café que ya casi se había enfriado, se puso su abrigo blanco y salió corriendo dando un leve portazo que retumbó en el silencio del portal.
La vida de Lina era una pura rutina, un desayuno ligero y rápido, coger el metro y pasar 8 horas en esa maldita oficina llena de papeles, ordenadores y facturas pendientes de pago. Todos los días igual. Y por si fuera poco, tener que aguantar al impertinente del jefe. Un tipo huraño y mezquino rodeado de un montón de compañeros aduladores capaces de vender a su propio padre por lograr un ascenso en la empresa.
Así un día y otro, pero hoy iba a ser diferente. Hoy a Lina poco le iban a importar los reproches de su jefe y aguantar a los pelotas de sus compañeros, porque estaba ilusionada con esa cita, ya estaba deseando que llegaran las 6 de la tarde para conocer a ese tipo tan interesante.
Sin duda hoy el día se le iba a hacer muy largo a Lina, pero ella comenzó su jornada de trabajo con una gran sonrisa. Es lo que ocurre cuando se tiene una ilusión, que la cara se nos ilumina con un color diferente.
Lina volvió a abrir su pequeño bolso negro y buscó dentro de él para comprobar que no se le había olvidado el pañuelo de seda azul que se pondría al cuello para que ese hombre la reconociera.
Cerrando los ojos lanzó un suspiro como queriendo expulsar de su cuerpo los nervios que la invadían.
El, por su parte, la dijo que llevaría en la solapa de su chaqueta una insignia dorada con forma de corazón y una lágrima azul incrustada, así que debería fijarse bien.
Pasó la jornada de trabajo con los agobios de costumbre: Papeleos, facturas, atender los teléfonos, las broncas de su jefe, las bromas de sus compañeros, pero llegó la hora de salir y un cosquilleo recorrió su estómago. Dentro de poco iba a conocerlo.
Por fin llego a la esquina de la calle 57 con la quinta avenida y su corazón empezó a desbocarse. Era la hora pactada y el gentío a esa hora era impresionante en ese lugar.
Lina decidió no colocarse todavía el pañuelo azul al cuello y esperar a ver que aspecto tenía aquel caballero tan apuesto, educado y dulce, pero, el tiempo pasó y nadie apareció que pudiera ser el candidato a esclarecer aquel emocionante encuentro.
Lina volvió a su casa triste y cabizbaja. Aquella tarde no quiso encender el ordenador y apenas sin cenar se quedó dormida sobre el sofá.
Cuando se despertó ya era casi la hora de levantarse para ir a trabajar, así que se duchó, se vistió y se tomó su vaso de café, y corriendo como siempre, salió de casa camino del trabajo.
Al llegar a la oficina se volvió a encontrar con un montón de papeles que arreglar. Otra vez tendría que aguantar a los indeseables de sus compañeros que no pensaban en otra cosa que no fuera su propio beneficio, y otra vez debería soportar al más insoportable de todos, a su jefe, ese explotador mequetrefe que con aires de superioridad la volvió a llamar a su despacho una vez más.
-¡Lina! ¿Es que está sorda o que la pasa? La llevo llamando desde hace un rato. Tráigame de una vez el informe anual.
-Perdón jefe. No le había oído. Ahora se lo traigo.
Lina salió del despacho en busca del informe mientras su jefe la miraba con una mueca de desprecio.
-Cualquier día la despediré.- murmuró mientras se metía la mano en un bolsillo de su chaqueta y sacaba una pequeña cajita de color rojo la cual contenía una insignia dorada con forma de corazón y una lagrima azul incrustada.

lunes, 15 de noviembre de 2010

A LAS NUEVE UNA FLOR

A partir de hoy iré publicando una serie de relatos cortos que yo mismo he escrito.
Espero que os guste.



A LAS NUEVE UNA FLOR



Me apresuré a terminar el desayuno. Ya eran casi las nueve y sobre esa hora solía pasar ella bajo mi ventana. Me bebí el café de un trago y masticando una tostada corrí hacia la ventana, la abrí y observé ansioso la calle de lado a lado hasta donde me daba la vista. De pronto, apareció ella a lo lejos .Tenía el pelo cano. Andaba despacio, y como hacía cada mañana al pasar por debajo de mi ventana se paró un momento y en silencio mirando al horizonte, lanzó una flor al mar desde el malecón. Después tras permanecer un instante con la mirada perdida, continuó su camino hasta perderse por las callejas del puerto. Así lo hacía todas las mañanas a la misma hora y esa forma de actuar me tenía perplejo.
Durante muchos días, meses y años siguió haciendo el mismo ritual, y yo mientras tanto, la observaba desde mi ventana y me imaginaba la historia triste que la acompañaba.
Quizás algún día, hace mucho tiempo, su amor, embarcó rumbo a tierras desconocidas y la mar se lo tragó, y desde entonces ella lo espera con la esperanza de que algún día vuelva a sentir aquellos cálidos abrazos que ahora son sólo un vacío en su vida.
Yo me imaginaba aquella triste historia cada mañana, cuando la veía aparecer con su flor en la mano calle abajo camino del malecón.
Aunque nunca había cruzado una palabra con ella, yo sabía que alguna triste historia la desgarraba por dentro. Se notaba en su cara el reflejo del sufrimiento y a la vez un rayo de esperanza que de vez en cuando iluminaba su rostro con una leve sonrisa.
Pasaron muchos años y una mañana como de costumbre, apareció calle abajo, pero, algo me sorprendió aquel día. Pude observar que no llevaba en su mano ninguna flor y esperé impaciente por ver lo que sucedía.
Al llegar justo bajo mi ventana, se paró, miró a la lejanía del mar, metió su mano al bolsillo de su viejo abrigo y sacó una pequeña botella dentro de la cual había un papel con algo escrito y la lanzó al agua. Al darse la vuelta para continuar su camino, pude observar en su rostro una sonrisa que nunca jamás había visto. Se la veía feliz como si algo maravilloso hubiera sucedido.
A continuación desapareció como siempre por los estrechos callejones del puerto.´
Yo no pude aguantar más la curiosidad y limpiándome las migas de la última tostada que acababa de desayunar corrí escaleras abajo para ver si podía recuperar la botella y leer lo que ponía en aquel papel.
Embarqué a toda velocidad en mi pequeño bote de remos que tenía atracado en el embarcadero y me dirigí hacia donde había lanzado la botella. La localicé, la cogí y la guardé como si fuera un tesoro. Aunque la curiosidad me corroía por dentro decidí esperar para leer aquel papel tranquilamente en mi habitación.
Cuando ya volví a casa cogí la pequeña botella de plástico y con unas tijeras comencé a abrirla para sacar el papel de su interior.
Me temblaban las manos y mi corazón se aceleraba a medida que desdoblaba aquella nota.
Era una letra redondilla y caligráfica que decía escuetamente: ¡Por fin otra vez juntos! ¡Te amo!
Al leer aquello suspiré aliviado al saber que su amor había vuelto.
Aquella noche me fui a dormir con la alegría de saber que por fin dos corazones alejados se habían vuelto a abrazar y soñé con las historias que él le tendría que contar y con las lágrimas de felicidad derramadas después de estar separados tanto tiempo.
Estaba soñando con aquello cuando un ruido me despertó.
Miré el reloj y eran las 5 de la mañana. Algo sucedía en la calle así que me asomé a toda prisa a la ventana a ver que sucedía y pude ver un camión de bomberos y mucha policía.
Me alarmé pensando que había algún incendio en el edificio.
Me vestí y bajé a la calle a toda prisa. Cuando me acerqué a un bombero para preguntarle por la razón de aquel alboroto, comprendí que no se trataba de ningún incendio. Acababan de sacar del agua un cuerpo al que se disponían a tapar con una manta.
A pesar de la oscuridad pude ver su cara. Era la mujer que lanzaba flores al agua todas las mañanas.
Yacía inerte y pálida, pero pude observar que en su rostro se reflejaba una enorme sonrisa de felicidad y de su mano cerrada un
policía le arrancó una pequeña fotografía de un hombre joven en cuyo reverso alguien había escrito: Para mi amor. Siempre juntos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

LOS COLORES DEL OTOÑO

Hace unos días estuve dando un paseo precioso por el monte y el paisaje era impresionante.
Como llevaba a mano mi cámara, pude sacar algunas fotos, y ahora os las voy poniendo por aquí.
Hasta pronto.







domingo, 24 de octubre de 2010

VA PASANDO LA TARDE


La tarde se adormece con tono azul plomizo.
Los pinos frente a mi ventana desnudan su negra silueta
y de pronto, un viento insolente golpea en mi ventana.
Me levanto de mi holgado sillón y me aproximo al cristal.
Tan sólo el crepitar de la leña en el fuego acompaña a mi mirada en la lejanía.
Un sutil chisporroteo que desaparece con el estruendo rugiente que vomita un cielo exasperado.
Tentáculos refulgentes se abalanzan sobre los árboles que ayer me dieron sombra.
Retumbante melodía que acompaña los acordes de mi chimenea.
El bruñido cristal de mi ventana se ha vuelto turbio
y juguetonas gotas de lluvia se columpian en él.
Vuelvo a mi sillón, y sigo leyendo tranquilamente hasta que me vence el sueño.

LA LUNA SONRÍE Y LE HAGO UNA FOTO

Esta foto la hice la pasada noche desde el jardín de casa.
Coincidió que era luna llena y como asomaba tan bonita entre las nubes, no me pude resistir y le hice ésta foto.

MI TEJA


Nunca imaginé que con una simple teja se pudieran hacer cosas tan maravillosas.
Pero Rosa, una compañera de trabajo, nos enseñó a unas cuantas personas lo que se puede hacer con mucha paciencia y con una gran maestra como ella.
La teja de la foto la hice yo con su inestimable ayuda.
¡Muchas gracias Rosa!

domingo, 17 de octubre de 2010

BUENOS TOMATES

Este año los tomates han sido extraordinarios y de una gran calidad.
Hemos recogido gran cantidad y muy carnosos. Cabe destacar el tamaño de algunos de ellos; concretamente el de la foto llegó a pesar 750 grs pero hubo algunos que se aproximaban al kilo.

HERMOSA MANZANA


A pesar del fuerte viento se pudo coger al final varias cajas de manzanas.
Algunas bastante hermosas como se puede apreciar en la foto.

POR LOS SUELOS


El otro día hizo un viento terrible y éste era el aspecto que tenía el jardín con un montón de manzanas por el suelo que el viento había tirado.

UN REGALO

Hoy os voy a regalar esta rosa fresca y perfumada que he fotografiado en mi jardín.
Un abrazo.

jueves, 14 de octubre de 2010

LA DIFERENCIA

Hay veces que nos asalta una terrible duda.
Al igual que aquel famoso chiste del conductor que sin darse cuenta circulaba en dirección contraria y se asombraba de que todos los coches fuesen en sentido contrario al suyo.
Pues al igual que ese conductor suicida, hay veces en que pensamos que algo no va bien cuando los demas toman otro camino diferente al nuestro.
Una vez llegados a este punto, lo preocupante del caso, es cuando nos da por pensar que los que van por el camino equivocado son todos los demás. Lo más terrible de todo, es cuando estamos convencidos de que nosotros vamos en sentido correcto y todos los demás son pilotos suicidas.
¿Tan difícil resulta quitarse la venda de los ojos que no nos deja ver o es que nos hemos vuelto tan obstinados y tan inhumanos que nos creemos en posesión de la verdad única y absoluta?
Parémonos un momento a pensar y cuando nos miremos en el espejo, quizás descubramos que los diferentes no son los demás, sino nosotros mismos.

SIN LÍMITES


Muchas veces nos cortan el paso,
intentando que los sueños se desvanezcan como pompas de jabón que explotan.
Alguien alguna vez decidió poner límites a un ideal, sin darse cuenta de que las fronteras no las marcan trozos de alambre, sino los sentimientos que hacen latir el corazón de cada uno.
Nunca existirá una linea divisoria que pueda separar lo que es indivisible.
Siempre habrá dos gotas de lluvia que al caer sobre la alambrada resbalarán de nuevo hacia el suelo uniéndose en un abrazo.

RESISTIENDO


Fuerte, robusto. tus brazos recios se alzan al cielo,

como sujetando el mar de nubes carmesí que adornan tu figura.

Impávido tu cuerpo vigoroso desafía a ese tiempo que se nos escapa

inexorablemente de nuestras manos.

PLENAMENTE


¡Escucha el silencio! Cierra tus ojos y tan sólo siente.
Sin pensar en nada. Asómate al mundo que existe a tus pies.
Siente las nubes que envuelven tu pelo.
Respira profundamente la esencia de la soledad
y déjate llevar por la brisa fresca del norte.
Ahora lentamente, abre tus párpados y deja que tu mirada,
vague lentamente hasta el infinito.

jueves, 18 de marzo de 2010

VELANDO TU SUEÑO


Cielo cobrizo que orgulloso
te alzas al balcón de la mañana,
me regalas tu sonrisa dulce y ocre
y me inundas de malva perfumada.

Quema el horizonte tu silencio
que acompaña mis sueños en tu senda,
surges de la nada y lentamente
me cubres con tu luz y con tu fuerza.